Estoy envuelta en la sombra de mi cuerpo
con el horizonte a la distancia de la mirada
cuando la bahía abre los ojos a la noche
mientras las luces de navidad se multiplican,
se agigantan y se empequeñecen sobre el agua
Cuando la luna irrumpe a carcajadas
iluminando la noche con su risa de cascabel
interrumpiendo la imagen de mi madre
con una caguinga, moviendo la natilla
en un fogón de leña
de un impulso me levanto de un tronco de tula
donde me encontraba,
desamarro mi canoa de versos
Con las diferentes imágenes de mi madre
amasando el pan, moviendo el casabe
o el dulce de coco traído de la finca del tío,
el amor con hambre, el cabello de ángel
que luego parte y reparte y sirve en un plato plano
y finalmente la copa de vino, la porción en key,
el casabe, manjar blanco, el buñuelo que luego cubre
con una carpeta de crochet tejida por ella
y me manda a dejar
el aguinaldo navideño a los vecinos.
Mi padre prende la radiola
y el sonido inunda la casa llenándola de música,
se siente el sabor de la alegría,
la mesa esta servida de manjares para la visita
mientras mis padres, con la cara llena de fiesta
abren la puerta y se funden en abrazos
con los paisanos, parientes y amigos
que desde lejos vinieron felices
a pasar navidad en el pueblo.